Zaporeak no debería ni existir porque, primero, lo que está pasando en las islas griegas no debería estar pasando y, segundo, porque lo que hacemos lo debería de hacer el gobierno. Pero lo cierto es que no lo hace, porque le importa más bien poco dejar a la gente sin comida. Así pues, ¡menos mal que Zaporeak existe y que está aquí!”
Es un placer formar parte de este equipo lleno de gente maravillosa y trabajando por este gran proyecto que es Zaporeak. Me he sentido como en casa, y han sido como una familia para mi.
Me ha ayudado a cultivar conceptos como colectivismo, altruismo o empatía. En todo este tiempo de voluntariado he conocido personas de gran corazón que me han enseñado a ser mejor persona. No hay que olvidar que no hay diferencia alguna en la calidez de la mirada de una niña de Moria o de Euskal Herria.
Hay diferentes formas de ayudar a Zaporeak.
Desde la más pequeña, encuentra la manera de hacer tu contribución a favor los refugiados.
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