Las islas del mar Egeo se convirtieron en punto de entrada a Europa para miles de personas. Cruzaban el estrecho en barcas hinchables. Arriesgaban sus vidas en busca de una seguridad que se les negaba en sus países de origen.
Las personas refugiadas que conseguían llegar tomaban el ferry hacia Atenas para seguir con su huida a los pocos días de su llegada a Chios. En este tiempo organizaciones locales e internacionales trataban de ofrecer servicios básicos como comida o ropa, pero estaban desbordadas.
A partir de mayo de 2016 la situación cambió. Los acuerdos de la Unión Europea con Turquía convirtieron las islas griegas en cárceles: Las personas refugiadas que llegaban eran retenidas durante meses en procesos de admisión interminables antes de ser deportadas o trasladadas a Atenas.
El único campo de refugiados que existía, Vial, se masificó, no se garantizaban los servicios mínimos ni la seguridad y se crearon más campos ante las incesantes llegadas.
Acudimos a Chios a ofrecer comida a las personas voluntarias para que éstas pudieran centrarse en la realización de sus labores. Sin embargo, la realidad apremiante que encontramos nos obligó a replantear nuestro trabajo.
Nuestra labor tuvo dos fases diferenciadas:
Alimentar a personas refugiadas en tránsito y al personal de otras organizaciones
Alimentar a las personas retenidas en el campo de refugiados de Souda
Organizaciones internacionales:
• NRC
• ACNUC
• SMH
• Samaritans
• Drop in the Sea
Organizaciones locales:
• Cocina Costas
• FEOX
• CERTS
Tenemos más de una vía para poder apoyar a las personas refugiadas atrapadas en los campos de refugiados. Desde el gesto más simple hasta las más comprometidas.